sábado, 3 de diciembre de 2011

La mano de Dios

Campeones, 4 a 2 a Malbicho.



Quién hubiese dicho que de un mito, de una locura ideada allá por el 2007 con el espíritu de crear algo grande, se hubiese logrado las más heroica de las gestas en la vida. Y no hablamos de salir campeón, o de jugar bien, o de llegar a la A, sino formar verdaderos amigos. Y esa es la única estrella que siempre resplandecerá en nuestro escudo. Todavía me acuerdo la hoja con el boceto de la primer formación: el Fantasma Pey, El Lechero Parera, el Mariscal Rillo, Tenazas Venezano, Motoneta Belgrano, el Tucán Forgione, Juan Ramón Rodriguez, Papelito Cordeyro, Judas Florio y Pilato Devoto. Y esa casaca azul tantas veces transpirada.

Cuatro años han pasado, muchos subcampeonatos y promociones ganadas. Muchas almas que han vestido y defendido con honor esta casaca. Nuestra identidad llegó con nuestros colores, después, en pasión, cuando la camiseta verdiblanca tiñó los corazones. Con el lechón comulgamos, su sangre hizo una la de todos y selló una unión inquebrantable. Y esa tarde con Futboliche, el León manifestó ante todos y frente al mundo lo groso que es ser de Ciudadela.

Una historia, muchas vidas, todo sintetizado en noventa minutos de fútbol. De este deporte tan lindo que nos da la oportunidad de decir tanto en un gol, en una corrida, en una patada. Ciudadela tiene un mensaje que da cada partido en cada pelota. Y ayer le dijimos algo a tantos familiares, a tanto amigos, al orgullo de Malbicho. Los partidos, y la vida, no se ganan con espejismos de humo, banderas y petardos, la vida se gana con el sudor en la frente y el corazón latente.

Amaneció el León almorzando fideos en familia en lo de Perez Cobo. Motoneta predestinaba un 5 a 0, La Perla Vivo planeaba dinámicas grupales para consolidar el team y el Pipa con tantos muchachos casi se arma un retiro. Falto el Nono Mazzinghi, nunca lento, se quedó por que tenía que hacer el pool de la hinchada femenina. Mientras tanto el Ogro comía fideos. Así nos fuimos a la bajada de Garín con la frase de andi, "las finales no se juegan, se ganan" deambulando en el alma.

Los del bichito llegaron con sus dos lucas en banderas y petardos creyendo que tenían la victoria en las manos. Mucho ruido y pocas nueces, se volvieron a tortuguitas con los petardos en el orto. Para la promo lleven chaskibum que sale más barato.

Empezó el partido muy friccionado, muy peleado en el medio y el referí muy nervioso cobraba mancha. El Gigante Esnal tapó todo. En el PT el Mariscal Rillo lo probó en el arco y con una tapada espectacular salvó el gol en contra. Después tuvo un pifie-poroto-lux que nadie recuerda. Ya la Araña le ofreció jugar uno y uno así no hace pretemporada. Igual ya dejó claro que el arco es de Ochoa, la pelota que atrapa pelotas. PD: Fresa hacete el ADN.

La defensa sufrió mucho al comienzo. Bien por Tenazas, pedía a gritos que le tiren cerveza los de Malbicho. El Pastor Forgione, luego de bendecir el campo, le tiraron un palo y perdonó al hincha 70 veces 7. A Motoneta solo le quedan las palabras, prometió un gol pero solo quedó en sus sueños. El Mariscal Rillo sigue siendo el jugador mas canchero de la cancha, aunque no trajo ninguna de sus botineras (no voy a ampliar al respecto)

20 del ST y todo seguí 0 a 0: algunos se miraban nervioso, otros temían, otros ya lo pensaban ganado. Hasta que se iluminaron los cielos y llegó el primero, con una ayudita del Tata y esa manito que se elevó, imperceptible ante todos, para meterla. Y quién mas sino el acosador del gol, el nueve reprimido, el alma palermista, quién más sino el Ratón que ante el centro-bomba de Tati arañó los gajos del balón, acarició la pelota antes de que se abrase con la red y en ese contacto único y amoroso llamado gol alcancemos la gloria.

El Nono, la Fiera Oromi, el Mago siguieron peleando en el medio contra el mundo y así defender el 0. El Ogro PC salió en el entretiempo y como lo jodieron tanto con su peso, caldeó todos los fideos. La Flecha Etchart muy marcado tiraba destellos de magia de a ratos, y el Gobernador Sioli corría todas. El Rayo Lichter no tuvo tantas de gol esta vez, eso si, si metía todos los que erró en el torneo, ganábamos 23-0. Después entró la Perla para cambiar un poco la cara y el padre se agarraba la cabeza. Ya prometió que dejaba el rugby y se dedica a la redonda.

Párrafo aparte para la Chancha Vivo que jugó un partidazo. Gol compartido con Roma, el primero, después uno de media vuelta con antes una gran jugada del Licha y para terminar una bomba a un costado. Bailó a todos, crack y figura. Sus pisada marearon a todo. Después la Flecha dejó en el piso a los 11 once y coronó el cuarto, no podía faltar su gol.

Campeones. Con la palabra campeones se puede entender los mejores. No los mejores jugadores, si no el mejor equipo, una banda de 16 gladiadores y de toda una comunidad atrás que viene alentado. Todo pasa en una cancha, una camiseta por la que se transpira y se muere, una pelota que se desea con locura, un sentido y una meta, que más sino el gol glorificado, once hermanos al compás de un solo corazón. Los hermanos son la familia que se elige, y yo la vuelvo a elegir sábado a sábado, partido tras partido.

pd: Gracias familiares, amigos, botineras y futboliche, su aliento nos ayuda a seguir adelante.