Goleada 4 0
Los recuerdos van y vienen, imágenes que arriban desordenadas, en forma caótica, sin secuencia, sin hilo conductor y aparecen cuando se les planta la gana. Amigos, gol, cerdos voladores y tanto más. Una historia, una crónica llena de lagunas, con cualquier tipo de sentido temporal perdido. Se mezclan espacios temporales: el partido, la ebriedad post lechón y este alienante martes sin Ciudadela. Crónica sin promesas, ni lírica, ni orden, ni gramática. Relato del itinerario de una memoria sin cuartel, vómito de ideas, catarsis. Pum.
Muchos partidos jugados. Muchos partidos ganados y esta impotencia de sentir que las palabras nunca alcanzan. A ver ordenemos. Primero lo primero: Mago sos un pollera que no viniste al Lechón. Otra imagen que llega: las 20 ensaladitas de Roma abandonadas en la mesa, al pedo Ratón. Eso si Santa Ana nos hizo piadosos a todos (para entendidos (sere yo el unico que me entiende?(aa soy un incomprendido))). Y bueno que decir, usted ya conoce la historia. Ahora que me acuerdo, Diego no vino pq sigue buscando el auto en Pasión.
Antes que me olvide, mañosa memoria, una serie de pedidos: Simone te agradecemos la hincada ahora traete 11, una para c/u. Los otros pedidos ya se fueron.
Aplausos de pie, parese lector frente a la CPU y aplauda porque no se puede hacer más (si lee desde Blackberry no queremos sus aplausos). Aplaudan a la figura de la noche, de la tarde, de todos los tiempos y estaciones. ¿Quién? La Araña Ochoa señores. No es figura por su gran atajada en el mano a mano en la que casi se va a las manos, ni por comprar todo, ni por ser formidable ebrio conductor, o un fumador de entretiempo. Sino por el banquete dionisiaco que lleno nuestros corazones. No alimentó nuestros estomagos sino nuestras almas.
Los demas un poroto al lado de tropa. También estamos de luto: el acosador del gol no pudo convertir de los 12 pasos. Pero bueno, no nos pongamos tristes viejo. Otro recuerdo que no es recuerdo: la cabeza del cerdo volando a lo de Corneille.
Ahora que me acuerdo vino el hijo de su madre del Rafa que no nos vino a ver ni una vez y cuando hacemos lechón viene. Eso no se hace.
La goleada de la tarde fue eclipsada por el sacrifico de Tati. Las calles de la borrachera son caminos sinuosos, velados por el misterio en la intersección de dos mundos paralelos. En la esquina en que se encuentran la ebriedad y la sobriedad uno se pregunta quién pintó la raya y porque no el ebrio es el sobrio y el sobrio el ebrio. Pero hay un momento de lo que uno no se olvida ni mamado. Ese Edén glorioso, resumida en una mesa, el puerco y un buen vaso de vino en el que comulgaron el cerdo engordado y once amigos se hicieron uno. Rejunte, Barquita, 23, 24, 25, champa, labarden, pey, lo que quieran, pero siempre latiendo juntos por un misma camiseta, un solo corazón palpita cuando ciuda pasión pisa. Como esa noche de sabado que en brindó cada león de esta banda, hoy brinda el Cronista: por esta casaca, gracias a todos, se los quiere a cada uno como amigos que son. Y hay futboliche, cuando se eleve ese grito de gol, escucharán a todos como uno solo.
pd: futboliche te guardamos la cabeza del cerdo